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Neuroderecho: ¿qué hay detrás de esta nueva etiqueta?
Autor:Alberto Carrara
Neuroderecho o neuroley son nuevos conceptos de nuestra época «neuroantropocéntrica» caracterizada por la primacía de una explicación a nivel cerebral de todas las dimensiones de lo “humano”.
Estos términos ni siquiera aparecen en la famosísima enciclopedia libre Wikipedia. Al “googlear” (nuevo término utilizado por los aficionados de Google) estas palabras uno se queda asombrado: ya existen numerosos sitios Web compuestos con esta palabra: neuroderecho.com, neuroderecho.net, neuroderecho.info son simplemente algunos ejemplos de una copiosa lista.
Ya el diario ABC de Madrid, en un reportaje del 12 de marzo de 2007 (p. 79), hablaba sobre las argumentaciones de los entusiastas del NeuroDerecho. ¿Entonces de qué estamos hablando?
La temática es realmente nueva por el reciente éxito tanto en la prensa científica como en la general. Desde junio de 2002, precisamente después del “nacimiento” oficial contemporáneo de la neuroética que tuvo lugar en San Francisco con ocasión del congreso titulado Neuroethics: Mapping the Field promovido por la Universidad de Stanford y de California, empezaron una serie de publicaciones, la mayoría en lengua inglesa, sobre neurociencia y derecho.
Simplemente para entender la dimensión del fenómeno de la relación neurociencia-derecho, se puede recordar cómo en 2004 la Royal Society de Londres dedicó un número monográfico de la revista Philosophical Transactions a esta temática emergente. En 2006 la misma sociedad científica inglesa actualizó y volvió a editar un segundo volumen sobre neurociencia y derecho. Importante en este ámbito se considera el libro editado en 2004 por Brent Garland titulado Neuroscience and the Law que contiene artículos del célebre neuropsiquiatra americano y “padre” de la neurociencia cognitiva, Michael S. Gazzaniga. En 2007 la prestigiosa revista American Journal of Law & Medicine divulgó un numero monográfico sobre el Brain Imaging and the Law, es decir, acerca de la relación entre las imágenes de resonancia magnética funcional y el derecho. La cuestión de cómo las evidencias neurocientíficas sobre nuestro cerebro pueden influir en la jurisprudencia se vuelve aun más patente en el número especial que edita en 2008 la revista Behavioral Sciences and the Law. Último en mencionar, aunque no lo sea cronológicamente, es el volumen que se publicó en la segunda mitad de 2008 Neuroscience in the Courtroom: What Every Lawyer Should Know About the Mind and the Brain, que presentaba todo lo que un buen abogado tiene que saber acerca de la mente y del cerebro para ser eficaz en un proceso penal.
La teoría nunca se queda en el aire sino que, antes o temprano, se convierte en hechos concretos, reales y tangibles. Fue así que las hipótesis neurocientíficas dieron origen a la primera sentencia europea en la cual se ha reducido la pena a un asesino por tener en cuenta su estado cerebral y genético. Se analizaron imágenes de resonancia magnética funcional y el estado genético de 5 variantes “alélicas”. La noticia publicada por la revista científica Nature el 30 de octubre de 2009 con el titulo Lighter sentence for murder with ‘bad genes’; se refiere al hecho controvertido que sucedió en el norte de Italia. En septiembre de 2009 un juez del Tribunal de Apelación de Trieste sentenció la reducción de la pena a 8 años y 2 meses para Abdelmalek Bayout, un ciudadano argelino que en 2007 atacó y asesinó brutalmente a un hombre colombiano simplemente por haberle insultado.
¿Cómo se llegó a una tal despenalización?
El juez italiano, para aclarar si Abdelmalek Bayout padeciese de una enfermedad mental, mandó hacer un análisis detallado sobre el estado psicofísico del asesino. Fueron nombrados dos especialistas en la materia, un neurocientífico molecular y un neurocientífico cognitivo. Después de numerosos estudios los datos emergentes detectaron algunas anomalías en los resultados de neuroimagen y en cinco genes asociados, como reporta cierta literatura científica, a un comportamiento violento. Entre los genes alterados estaban los MAOA, responsables de la producción de un enzima que toma parte en el metabolismo de los neurotransmisores a nivel cerebral. Los científicos concluyeron que el asesino por su estructura genética y cerebral estaba predispuesto a un comportamiento violento bajo estímulos ambientales adversos.
Con estos datos en la mano el juez italiano decretó la reducción de la pena.
Llegando a este punto, como bien se preguntó la revista Nature, ¿las evidencias científicas actuales avaloran las conclusiones del relato?
Ya en 2002 un estudio dirigido por Terrie Moffitt, un genetista del Instituto del Psiquiatría del King’s College de Londres, demostraba cómo niveles bajos de expresión de MAOA se asociaban a la agresividad y a una conducta criminal en jóvenes muchachos criados en un ambiente hostil (revista Science, 2 de agosto de 2002, Vol. 297, n. 5582, pp. 851-854).
Este dato podría ser interpretado de manera sumaria y reductiva si no se tomara en cuenta la complejidad de nuestro sistema genético. Hoy en día no se conoce cómo actúa en su conjunto el genoma, es decir, los más de 19,000 genes humanos. También se tendría que tomar en cuenta el posible efecto protectivo de diferentes genes que pueden anular el efecto patológico de un gen “enfermo”. Más aun, un juicio prudente no puede fundarse en un análisis genéticos que involucre simplemente unos cuantos genes. Y si esto no bastara, hay fuertes evidencias en la literatura científica de que los efectos de genes MAOA considerados “patológicos” varían notablemente entre los distintos grupos étnicos (Biol Psychiatry: 60 (7): 684-689, 1 de octubre de 2006).
A fin de cuentas, como bien subrayó Nita Farahany de la Universidad de Nashville (Tennessee, EEUU), especialista en cuestiones legales y éticas emergentes de la neurociencia y de la genética del comportamiento, el punto clave de la pobreza científica de los estudios realizados es que no se puede hoy en día explicar comportamientos individuales simplemente con análisis neurocientíficas y genéticos, ni siquiera de los más avanzados (revista Nature del 30 de octubre de 2009, Lighter sentence for murder with ‘bad genes’).
No es la primera vez en la historia que se utilizan evidencias genéticas para defender la hipótesis de que un individuo sufra una predisposición a un comportamiento violento. El primer intento se realizó en 1994 en Estados Unidos con el caso denominado Stephen Mobley. Muchos de estos intentos fueron vanos y esto prueba cómo los jueces tienden a rechazar la idea de que una persona humana no tenga control sobre sus actos deliberados a causa de sus genes o de su cerebro.
La estructura biológica del ser humano no lo determina de manera estricta. El hombre sabe ir más allá de su biología. Es normal que cuando ésta se enferme, sobre todo si se refiere al órgano cerebral, toda la persona sufra alguna descompensación.
El hombre es una unidad donde conviven dos principios, no dos substancias: el material y el espiritual, cuerpo y alma. Como afirma el antropólogo Lucas Lucas, “el organismo viviente funciona como un todo; es un unum per se en el que todas las funciones están armonizadas en un sistema unitario” y “esta unidad funcional del organismo humano, ya desarrollado y diferenciado, depende esencialmente del encéfalo” (Explícame la persona, ART, Roma 2010, pp. 253-254). Esta dependencia no equivale a identidad.
Aquí, en el campo muchas veces malentendido de la identidad entre biología y biografía, se juega la relación entre neurociencia y derecho que conlleva toda la problemática de la libertad de la persona humana y de su capacidad de tomar determinaciones de manera consciente y libre.
No es el cerebro quien se presenta al banquillo de los acusados, sino que es toda la persona humana en su integridad la que es llevada frente un juez para responder de sus acciones.
Como recuerdan José M. Giménez-Amaya y José I. Murillo en su estudio acerca de la mente y del cerebro frente a la neurociencia contemporánea, el extraordinario progreso de la neurociencia ha suscitado el convencimiento de estar cerca de desentrañar el misterio global de la organización del sistema nervioso y de las funciones superiores del hombre (Mente y cerebro en la neurociencia contemporánea. Una aproximación a su estudio interdisciplinar, Scripta Theologica, vol. XXXIX, fasc. 2, mayo-agosto 2007, pp. 607-635). Aunque la neurociencia se sitúe en la vanguardia de todas las ciencias, no puede medir empíricamente la espiritualidad humana. Esta dimensión se descubre de una deducción racional a través, por ejemplo, de tres hechos fundamentales de los cuales todos tenemos experiencia: la precariedad de nuestra estructura biológica, nuestro conocimiento intelectual, y nuestras decisiones libres y voluntarias. Los dos estudiosos españoles remarcan como una postura antropológica de reduccionismo neurobiológico, como la que se está dando en algunos de los casos de neuroderecho y neuroley, no hace bien a la ciencia misma porque oculta la existencia de una parte de la realidad así que el resultado final es un hombre a mitad (Neurociencia y libertad. Una aproximación interdisciplinar, Scripta Theologica, vol. XLI, fasc. 1, enero-abril 2009, pp. 13-46). La neurociencia necesita un nuevo enfoque integral sobre la persona humana.
El antropólogo Lucas Lucas sintetiza esta visión integral afirmando que “el hombre es un ser en el que se hace patente la espiritualidad no sólo en su inteligencia y voluntad, sino también en su estructura biológica. Su precariedad instintiva requiere la presencia del espíritu para poder sobrevivir y dejar espacio al pensamiento y a la libertad” (Explícame la persona, p. 203).
Tal precariedad biológica conlleva también la posibilidad de que una estructura como la genética o la cerebral se dañen. Esta visión deja además abierta la posibilidad efectiva del influjo del medio ambiente sobre la estructura psico-bio-física del hombre, influjo que modula y no determina rígidamente el todo. Es necesario conocer cómo nuestros genes y nuestra estructura cerebral influyen en nuestros comportamientos recordando, como se puede leer en uno de los comentarios al artículo de Nature del 30 de octubre de 2009 (http://www.nature.com/news/2009/091030/full/news.2009.1050.html), que los genes no producen malas personas: los genes producen proteínas. Concluyendo, es posible, más aun, son necesarios la relación y el dialogo interdisciplinar entre neurociencia, filosofía y derecho a fin de profundizar en el misterio de la persona humana y de integrar todos las aportaciones para facilitar al juez una clave de interpretación de la conducta humana que sea lo más integral posible. |
La injusta clemencia
Autor: José Luis Milia.
5 Sus caminos prosperan constantemente;
tus juicios, allá arriba, lo tienen sin cuidado; elimina de un soplo a todos sus rivales 6 y se dice a sí mismo: “No vacilaré, seré siempre feliz, no tendré contrariedades”. 7 Su boca está llena de maldiciones, de engaños y de violencias; detrás de sus palabras hay malicia y opresión; Salmo 10; 5,7 Sólo Dios Nuestro Señor sabe donde está ahora Néstor Kirchner. Sea cual sea el lugar al que El lo haya destinado es solo el resultado de un Juicio justo y único, sin jueces prevaricadores o dispuestos a vender su sentencia. Más aún y aunque me pese sé que debo, como católico, aceptar que si en la última milésima de segundo de su vida terrenal él tuvo la lucidez de arrepentirse de su impenitente ruindad, puede estar disfrutando de la Eterna Luz que de Nuestro Señor emana. Lo que me abruma, aunque sepa que me alejo peligrosamente del: “…como perdonamos a nuestros deudores.”, es que le dieron la indulgencia de permitirle irse antes de tiempo. Si, Señor, me molesta ese toque final de caridad con que lo eximiste de pagar sus culpas en la tierra. Tu benevolencia nos quitó a los argentinos la posibilidad del ejemplo. De hacer magisterio a partir de un juicio justo, donde él fuera juzgado, pero también todos nosotros porque nadie hay, en este muladar en que se ha convertido a la República, que pueda ser indultado a priori de ello. Pero además necesitábamos ese Juicio, lo necesitábamos para que reviviera la idea de decencia y trabajo en la República, un juicio magistral que les mostrara a nuestros hijos que en esta tierra y de allí en más la única manera de desarrollarnos tanto individualmente como conjunto social era en base a la honradez y el esfuerzo. Brevemente, lo necesitábamos para volver a ser Nación.
No puedo sacarme del alma el dolor de saber que él no sufrirá terrenalmente lo que hizo padecer a quienes, por conveniencia, eligió como Enemigos. No seamos simples, no me refiero a los políticos. Solo un ingenuo puede creer que ellos podían serlo. Porque esa chusma barata, responsable de todos los actos de cobardía, rapacidad y estupidez que se repiten a diario y desde hace tiempo en esta tierra y que están siempre prestos a ser cómplices de cualquier enjuague que les permita pasar, pillajes e influencias mediante, el resto de su vida con algo más - con mucho más - de lo que puede pretender alguna vez un jubilado que dedicó a su Patria y a su familia una vida de trabajo.
Jamás fueron los políticos sus enemigos, ¡Como lo iban a ser si eran del palo!. Y además, siendo más fáciles que gatos de cuarenta años, su estatura moral le hubiera permitido cazarlos con una trampera para lauchas.
No, me refiero a los padecimientos de aquellos que por haber honrado un Juramento que hicieron a la Patria son permanentemente vejados por un hampa resentida a la cual Néstor Kirchner compró dándole la posibilidad de la venganza como ordalía y como negocio. El ni siquiera los conocía. Cuando los ruidos de la guerra le pasaron cerca no dudó en poner tierra de por medio. No conocía a los que veinte años después serían objeto de sus negocios y de su odio prefabricado, pero su filosofía parda le dijo que eran las figuras perfectas para que un pueblo infantil que se cree cualquier cosa tuviera algo – alguien – en quienes descargar sus fracasos. Pero a los otros de esa guerra, aquellos que en tiempos anteriores frecuentaba, los ignoró malamente cuando supo que los silbidos que sentía cerca no eran de una cancha de fútbol si no de balas, y les cortó el rostro hasta el momento en que supo que era redituable abrazar a sus madres e inventarse épicas historias que nunca sucedieron.
Hubiera pretendido para él que lo hubieras dejado con nosotros hasta el momento en que un tribunal hubiera dispuesto su futuro. Haber tenido la oportunidad de darle un juicio justo – esa clase de juicio que siempre le negó a sus Enemigos – muy diferente a esos autos de fe que montan los tribunales federales solo para vejar a aquellos que nos evitaron un futuro de lacayos, y que son, más que Juicios, circos de ocasión donde los jueces en su cobardía juegan de verdugos para congraciarse con las turbas, donde se compran testigos y los fiscales son meras figuras utilizados como payasos por un ventrílocuo.
Nada más que eso era lo que quería, Señor. En mi soberbia pensé que era lo mejor para mi Patria. Tu voluntad, Señor, se ha hecho sobre la mía. La acepto y te pido perdón
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El cultivo del bambú japonés
Autor: Pedro Rizo
No hay que ser agrónomo para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buena tierra, buen abono, riego adecuado y, sobre todo, grandes dosis de paciencia. Es obvio que el agricultor no se para frente al sembrado y le exige prepotente: “¡Dame ya mismo la cosecha!” Como en todo en esta vida, los mejores resultados se dan también en la política, en la guerra y en el progreso de una nación cuando se ha sabido prepararse sin prisas, sin alardes, en silencio, sin más elogio que la propia satisfacción. Muy parecido al bambú.
Digamos ya algo sobre el título que elegí para este trabajito. Y es que es verdaderamente asombroso lo que sucede con el cultivo del bambú japonés, que no lo hace apto para impacientes. Siembras la semilla, la abonas, te ocupas de regarla constantemente y durante los primeros seis meses no sucede cosa apreciable. En realidad no pasa nada durante los primeros siete años. ¡Siete años! A tal punto, que un aficionado no avisado estaría convencido de haber comprado semillas muertas. Sin embargo, al final del séptimo año y en un periodo de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!
¿Tardó el bambú sólo esas seis semanas en crecer? No. La verdad es que fueron siete años. Durante esos siete años sin dar una mínima muestra de existir el bambú estuvo creando un complicado sistema de raíces que le iban a permitir el vertiginoso crecimiento de sus últimas seis semanas. Para elevarse por encima y más allá, buscando el cielo al cimbrearse como un junco, esbelta y fina como reina de una pasarela. Y qué planta, válganos Linneo. Un cuerpo denso y armonioso con una corteza brillante y dura como el pedernal, a la vez que maleable y útil para miles de aplicaciones. En fontanería o en medicina, desde un entarimado hasta la impermeabilización del palacio de un mandarín; lo mismo para una caña de pescar que para un puente sobre el rio Kwai. Una joya.
Al contrario que el humilde bambú en su entierro, en el mundo corriente buscamos triunfos inmediatos – aunque vengan sembrados de problemas -, sin entender que el éxito es el resultado de un cuidadoso trabajo interno, que no se ve; de aprender que en esta vida nada se obtiene sin esfuerzo y renuncia. Justamente lo bueno de verdad está casi siempre escondido en la biografía de las personas y de sus empresas: el honor y la jerarquía de valores, la cumbre más alta alcanzada sin que nadie nos vea, la chica perfecta (o chico) de cuyo corazón te adueñaste. Por las metas pequeñas, esas que de las que sólo uno sabe, se adquieren raíces poderosas como lo son el espíritu optimista, la confianza en uno mismo, energías en fin que tienen múltiples aplicaciones de mucho precio en lo cotidiano. De miles de triunfadores en la vida pocos saben de la mucha paciencia que se exigieron, la instrucción, la competición, el entrenarse en la adversidad, el enfrentar los retos secretos que a todos llegan, Y hacerlo sin red y sin protectores. Descubriendo “el goce de hacer el bien por sólo el gozo de hacerlo”. Todo esto, como para el bambú, trae el desarrollo callado de una fuerte personalidad, valiente sin arrogancia, creyente sin superstición, segura sin autosuficiencia, leal con la propia sangre y generosa con la ajena.
Los siete años del bambú nos enseñan a descubrir la verdad de nosotros mismos, saber elegir lo que nos conviene y, alguna vez, no siempre, sacrificar con dolor lo que nos gusta porque sabemos que estorba. Sin ese periodo de fe en nosotros mismos, sin esos siete años – días, horas, lustros – de íntimo trabajo tampoco nosotros creceríamos. Así, sin sacrificar el yo en un plan de mejora a seguir con constancia muchos hombres y mujeres, muchos partidos y empresas son flor breve de unas horas. En el bambú, siete años bastan para hacer surgir una maravilla de la naturaleza. Si lo aplicamos al ser humano, o a sus organizaciones y carreras, podemos decir que somos algo mucho más admirable que el bambú. En la planta japonesa el fracaso en su cultivo no tiene vuelta atrás, pero en el hombre o en sus organizaciones sí; todo puede regenerarse. Somos como frutales que mejoran con la poda, ¿sabemos podar?; que se enriquecen exponencialmente con los injertos, a veces traumáticos, de lo que nos hace mejores. Entonces es cuando el “hombre bambú” demuestra la enorme distancia a que puede elevarse sobre el resto de criaturas.
Con todo, por falta de fe o por inconstancia, muchos de los que aspiran a resultados en corto, abandonan súbitamente, con frecuencia justo cuando ya estaban tocando meta. Y entonces se auto engañan con el roce del éxito de otros. Cientos de pequeños partidos de izquierdas y derechas, pero más de derechas, que aparecen en los colegios electorales sólo viven de las huellas de otros tiempos y de otros gestores. Su apariencia no es verdadera existencia, su acercamiento al vecino no es más que reflejo parasitario. Justamente estos casos demuestran que la impaciencia no fue por ahorro de tiempo, como podría pensarse, sino por claro desprecio de su valor. El tiempo, que es oro para los ingleses, es para los “impacientes” (suena igual que indolentes) oro líquido que se va por el desagüe de los buenos propósitos. Error común de los que piden el beneficio sin haberse preparado para el servicio.
Algunos políticos de vocación, algunos partidos, equipos, etc. se ilusionan con que podrán superar con su gran agenda de amigos los años perdidos en cómodas reuniones de casinos y ateneos. No tienen equipo, no tienen financiación, excepto cuotas aleatorias y generalmente morosas. Su mensaje es inconcreto y propio de funcionarios eruditos. Sus militantes, en muchos casos los dedos de una mano; la respuesta a sus congresos y asambleas, oportunidad para mentir en sus noticieros. “No importa la pobreza – piensan – porque nuestro ideal es tan hermoso que se impone por sí solo.” Pero como no formaron militantes, ni organizaron células de difusión, ni acopiaron medios con los que comunicarse, y no tienen ni circulante para gastos de estructura, ni digamos de publicidad… el proyecto de partido se pierde entre cientos de quimeras de mesa electoral. Quizás todo se compensa con el mazo de papeletas que conviven en las mesas electorales mostrando sus nombres a los cabezas de lista.
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No sé por qué para este artículo me conquistó el ejemplo del bambú japonés y su lento y laborioso sistema de maduración. |
De Darwin a Rockefeller: el nuevo orden mundial.
Autor: David del Fresno | Fuente: Equipo Gama
Dentro de los dogmas de fe más contundentes de nuestra moderna sociedad del conocimiento, el primer mandamiento es, por extraño que parezca, la concepción del desarrollo humano como el enemigo potencial de todos los animales (incluido el hombre), de todas las plantas y, en definitiva, de todo el planeta.Esto no es algo nuevo: se trata de un proceso intelectual que hunde sus raíces en los albores del siglo XX; un proceso muy similar al que ahora sucede con el polémico uso de las llamadas "células madre", por aquel entonces empezaba a circular en los ámbitos intelectuales, científicos, académicos y políticos occidentales la concepción del hombre como mero animal, despojado de la dignidad que le es intrínseca, y que le sitúa por encima del resto de los animales. Por sorprendente que nos pueda parecer, entre las personas famosas que apoyaban estas ideas figuraban: El dramaturgo George Bernard Shaw, el inventor del teléfono Alexander Graham Bell, el novelista y autor de "La Guerra de los Mundos" H.G. Wells, el fundador de la universidad que lleva su nombre Lelan Stanford, la fundadora de la entidad abortista "Planned Parenthood" (Paternidad Planificada) Margaret Sanger, así como varios ganadores del Premio Nobel. Varios estados de Norteamérica aprobaban por aquel entonces diversas leyes que promovían la eugenesia (es decir, la eliminación, mediante la esterilización forzosa, de las razas inferiores). Esos esfuerzos legislativos no hubieran podido prosperar de no ser por el apoyo explícito de tres importantes entidades académicas y científicas norteamericanas: La Academia Nacional de Ciencias (National Academy of Sciences), la Asociación Médica Americana (American Medical Association) y el Consejo Nacional de Investigación. Ahora bien: ¿quién financiaba y dirigía esas entidades científicas? Pues nada menos que las fundaciones Carnegie y Rockefeller, de manera preferente. Bajo la tutela y promoción directa de estas dos fundaciones, las teorías eugenésicas pronto fueron aceptadas en Europa y más concretamente en Alemania, siendo financiadas hasta 1939, pocos meses antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Los eugenistas alemanes llegaron a progresar tanto que, a partir de 1920, el liderazgo mundial del movimiento pro eugenesia correspondió por completo al Gobierno de Alemania. Después de la derrota nazi, los eugenistas desaparecieron, pero sólo aparentemente: en realidad tan sólo habían cambiado su denominación, comenzando ellos mismos a denominarse "Darwinistas Sociales" en honor y memoria de Charles Darwin. Este había hallado una explicación que, según él, probaba la existencia de la evolución como una ley natural. La llamó la “supervivencia de los más aptos”. Sin embargo, la explicación darwiniana se basaba en una falacia lógica llamada razonamiento circular: "¿Quiénes son los más aptos? Los que sobreviven. Y, ¿quiénes son los que sobreviven? Los más aptos". A pesar de esta falacia evidente, el principio darwinista pronto generó toda una estructura ideológica que le vino como caído del cielo al clan Rockefeller, que halló en la fórmula darwinista de la supervivencia de los más aptos la justificación moral que necesitaba para llevar a cabo sus actividades encaminadas a eliminar la competencia. Los Rockefeller y sus socios de la banca internacional aunaron su poder y sus fortunas con el propósito de promover el darwinismo y otras ideologías similares, y a tal fin crearon dos organizaciones que les servirían como centro de mando para coordinar sus esfuerzos en América y Europa: el Council of Foreign Affairs (Nueva York) y el Royal Institute for International Affairs (Londres) Ambas organizaciones integradas al parecer en otra estructura más antigua y denominada "El Grupo de la Tabla Redonda" (The Round Table Group) de tradición masónica según algunos afamados analistas. Por extraño que pueda parecer, las organizaciones filantrópicas que dependen del clan Rockefeller están fundamentadas en un mismo propósito: Un somero estudio de hacia dónde canalizan sus fondos evidencia que la mayor parte de sus esfuerzos está dedicada a financiar a terceras organizaciones cuyo fin tanto directo como indirecto o encubierto, es el control del crecimiento de la población. No en vano, en un estudio publicado por el Club de Roma (una de las muchas organizaciones vinculadas a los Rockefeller) se afirma explícitamente esto que transcribimos a continuación: "Si la lucha contra un nuevo enemigo nos une, hemos concebido la idea de que la contaminación, el calentamiento global, la escasez de agua y el hambre, son el enemigo perfecto. Y todos esos peligros son causados por la intervención humana. Por tanto, el verdadero enemigo es la propia humanidad.". Para llevar a cabo su plan de reducción de la población mundial, los Rockefeller y sus socios parten de esta idea madre: "Mejor que hacer uso de un proceso violento que pueda antojarse inaceptable y generar una rebelión incontrolable, es mejor hacer uso de un proceso gradual, presentándolo de una manera tan atractiva que lo haga aceptable para la mayoría de la población". Dos objetivos principales 1º) La reducción drástica de la población 2º) La reducción de los niveles de consumo a niveles preindustriales Se hace evidente por qué todos los grandes temas promovidos por los Rockefeller a partir de 1960 conducen de una u otra forma a lograr ese resultado. A saber: a) La legalización del aborto y de los anticonceptivos b) La promoción y difusión de la ideología de género c) La financiación de los grupos ecologistas-humanófobos No obstante, después de haber dedicado sus esfuerzos y su dinero a tal fin durante largas décadas, los Rockefeller y sus socios han acabado concluyendo que el crecimiento de la población del planeta es incontrolable, a no ser que se tomen medidas drásticas para detenerlo. Y la única forma de lograrlo pasa por la implantación de un sistema político y económico de alcance global que han convenido en denominar como "New World Order", esto es, Nuevo Orden Mundial. Sus promotores parten de las siguientes premisas: 1º) El sistema político democrático está agotado 2º) El sistema económico capitalista está agotado 3º) El cristianismo es el mayor obstáculo para la implantación de una nueva y necesaria "mentalidad ecológica universal". Es por esto por lo que cada vez se van percibiendo más síntomas de que existe un proceso intelectual diseñado para destruir el cristianismo y sustituirlo por un nuevo sistema ético universal que consagre la ecología como la nueva religión universal. ¿Se entiende entonces el por qué del auge del Gnosticismo y de las creencias de los masones, así como del éxito de las novelas, comics y dibujos animados en los que se exalta la veneración de la madre naturaleza como fundamento de la verdad y del bien? Todo ello forma parte -en nuestra opinión- de un proceso que no es casual, y que creemos contribuye a inocular en las impresionables mentes menos formadas una aceptación, tan favorable como inadvertida, de todo un sistema de creencias y valores trufado de relativismo, ecologismo panteísta, ocultismo, magia... Desde luego, nada que tenga que ver con la promoción y defensa de la vida humana, la familia, y la dignidad del ser humano. ¿A quién puede beneficiar todo este proceso? Será parte de otro análisis que desvelaremos más adelante. Fuentes Consultadas Al Gore: "Una verdad incómoda" (Ed. Gedisa. Marzo de 2007). Alexander King y Bertrand Schneider: "The First Global Revolution" (Club of Rome. Pantheon Books. Nueva York. 1991). Allianz AG: "Demographic Change: Population Growth" (21 de Julio de 2007). Asociación Española de la Industria Eléctrica: "Boletín Medio Ambiente". (Octubre de 2007. Número 86). Asociación Valenciana para la Defensa de la Vida: "Provida Press" (Número 224. Valencia. 26 de Junio de 2006). Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID): "U.S. Private and Voluntary Organizations Registeder with USAID". BK Skinner: "The Gumption Memo" (Otoño de 1996). Cardinal Newman Society for the Preservation of Catholic Higher Education: "The Culture of Death on Catholic Campuses" (Manassas, Virginia. Abril de 2004). Center for the Study of Carbon Dioxide and Global Change: "Testimony of Al Gore before the United States Senate Environment & Public Works Committee" (Washington, Mayo de 2007). Centro de Bioética de la Universidad Católica de Cordoba: "Gacetilla 09/08" (Cordoba. Argentina. 26 de Junio de 2008). Diario "Get Real": "Al Gore in Lisbon" (Lisboa. 13 de Febrero de 2007). Diario "Latino" (Madrid. Viernes 22 de Junio de 2007) Focal Point for Women in the Secretariat: "NETWORK-The UN Women´S Newsletter" (Nueva York. Volumen 11. Número 2. Abril, Mayo y Junio de 2007). Fondo de Población de Naciones Unidas: "Acciones para lograr un desarrollo sostenible y equitativo" (Nueva York, 2002). Haddam-Killingworth High School: "The Cougar Chronicle". (Higganum, Connecticut. Diciembre de 2007. Vol. 16 Issue 3). Italian American Journal (Nueva York. Junio de 2008). John Clapper: "The sanctity of human life and abortion" (WRS Journal 5/2. Tacoma, Washington. Agosto de 1998). Joseph H. Hulse: "Sustainable Development at Risk: Ignoring the Past" (International Development Research Centre. Ottawa, Canada. Cambridge University Press India Pvt. Ltd. Año 2007. ISBN (e-book) 978-1-55250-368-3. ISBN 978-81-7596-521-8). J. Trigo: "El Desarrollo Sostenible: ¿Sirve para reducir la Pobreza?" (Participación en Jornada organizada por la Fundación Iberdrola Madrid, 18 diciembre 2002). Miguel Zafra: "Los 9 errores de Al Gore" (Historia Viva. Boletín del Área de Sociales del Colegio Virgen de Europa. Madrid. Noviembre de 2007). Online U.S. News: "Approval of abortion drug changes medicine and politics of issue" (10 de Septiembre de 2000). Optimum Population Trust (OPT): "The Jackdaw" (Londres, Agosto de 2008). Optimum Population Trust (OPT): "Too many people: Europe´s population problem" (Londres. 31 de Agosto de 2008). Organización Socialista Internacional: "Socialismo Internacional" (San Juan, Puerto Rico. Año 6, Núm. 33. Junio de 2003). Paul Detrick: "Definitely Some Inaccuracies in Gore Film" (News Busters. 4 de Octubre de 2007). Population and Sustainability Network: "Population Matters" (Londres. Newsletter Número 1. Abril de 2004). Rotarian Action Group for Population & Development: "Fragile Earth" (Lawrenceville, Georgia, USA. Marzo de 2007). Servando González: "¿Evolución en la revolución? Una respuesta a Carlos Wotzkow" (Xzault Media Group. California. Julio de 2007). The Conservative Party of New York State: "National Affairs Platform" (Brooklyn, NY. 6 de Septiembre de 2008). U.S. Information Agency: "Population at the Millenium: The U.S. perspective " (Revista Global Issues. Volumen 3. Número 2. Septiembre de 1998). Wanda Franz: "Social Justice and Wantedness" (Discurso en la Convención de la Asociación Católica de Prensa. Baltimore. 26 de Mayo de 2000). |
Hay que romper esquemas económicos.
Autor: Camilo Mendoza
A lo largo del último año se ha hablado mucho de la crisis económica. Opiniones van y vienen en todos los medios acerca de su causa. Se tiende a culpar al entorno económico, a los medios o a los instrumentos del mercado. Pero se olvida que tras el mercado hay personas, y son ellas las que tienen un comportamiento moral o inmoral. Por eso dice el Papa Benedicto XVI en su carta encíclica “Caritas in veritate” que “no se deben hacer reproches al medio o instrumento sino al hombre, a su conciencia moral y a su responsabilidad personal y social” (n. 36).
¿Qué tiene que ver la Iglesia en un tema que es económico? El Santo Padre responde en la encíclica que “si esto afectase sólo a los aspectos técnicos de la vida del hombre, y no al sentido de su caminar en la historia junto con sus hermanos, la Iglesia no tendría por qué hablar de ello” (n. 16). Pero las condiciones actuales de la sociedad nos dicen que sí afecta al hombre.
Para lograr encontrar un camino, no sólo para salir de la crisis económica, sino también para asegurar un crecimiento estable, debemos estar seguros que se puede equilibrar la finalidad económica de las empresas con la ética a condición de que se tenga siempre presente el largo plazo.
Lamentablemente hemos comprobado las consecuencias del olvido de la ética. Escándalos surgen con frecuencia en el mundo de los negocios. La corrupción, hacer riquezas usando medios fraudulentos, la acentuación en forma dramática de algunos desastres de contaminación ambiental.
Tenemos que recuperar la fama del mundo de los negocios. Tenemos prisa para conocer lo que es posible hacer hoy. Sin embargo, nosotros mismos tenemos prejuicios contra la ética empresarial.
Por ejemplo creemos que la ética significa un desgaste económico muy fuerte para la compañía.
Pero olvidamos que la ética es una inversión. Como toda inversión, sus resultados son a futuro. Nuestra experiencia nos enseña que la empresa obsesionada con el corto plazo está condenada al fracaso. Pensar sólo en las ganancias inmediatas genera una situación de inseguridad estructural que da origen a actitudes antiproductivas. Y obtenemos un resultado totalmente opuesto al planeado.
También decimos que la ética nos quita competitividad y nos pone en desventaja en el mercado.
A este respecto, Jean-Yves Naudet, profesor de economía en la Universidad Paul Cezanne de Marsella, Francia; y presidente de la Asociación de economistas católicos de Francia, el 21 de enero de 2010, en una entrevista concedida a la Agencia de Noticias Zenit, dijo que “se necesita un mercado de formas internas de solidaridad para crear confianza mutua. Esto es lo que ha faltado en la crisis actual”.
La ética genera confianza: aquello que tanto buscamos con las campañas publicitarias. Además la ética da prestigio a la empresa. Como sucedió con la compañía Johnson and Johnson en los años ’80. Después de descubrir una caja de Tylenol que contenía veneno mandó retirar el producto de las farmacias con un costo de 100 millones de dólares. El gesto fue apreciado por los clientes, que continuaron comprando la medicina una vez que pasó el peligro. Comprobando así la eficacia de la ética.
Alguien podría pensar: “Yo sólo cumplo con mi trabajo, pues los accionistas piden resultados eficaces. Además no es mi responsabilidad”
Tiene la razón: los negocios deben hacer dinero para los accionistas, pero en combinación con otros deberes. Además un director no puede hacer lo que los mismos accionistas tampoco pueden hacer. La ética y la responsabilidad hacia el bien común tienen que iluminar el objetivo económico de la empresa. Lo más delicado es que los afectados por la operación de las empresas son personas. El Papa recuerda, también en “Caritas in veritate” que “el primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su integridad: “pues el hombre es el autor, el centro y el fin de toda vida económico-social” (n. 25).
J. C. Collins y J. I. Porras, en su libro “Built to last. Successful Habits of Visionary companies”, aseguran que “los que están al frente de las compañías que perduran son hombres marcados no por la agresividad y el glamour sino por la modestia, humildad y tenacidad” (cf. Harper Business, New York 1997). Esta opinión refuerza la idea de que una empresa éticamente bien construida será más rentable a largo plazo que una empresa conducida por personas inclinadas a la ganancia rápida a cualquier precio.
Hace un año conocí un empresario que es el socio mayoritario de una armería. Me comentaba lo afectada que estaba la empresa por la crisis económica. A pesar de esto, se reunió con los demás socios para convencerlos de recapitalizar la compañía con aportes personales, con el objetivo de evitar el despido de empleados. Gracias a esto se mantiene como la líder del mercado, y se fortaleció internamente. Generó confianza en sus empleados y aumentó la productividad.
Es necesario que la ética sea vivida en grupo, pues cuando el individuo se encuentra en una institución que tiene de vértice a base una cultura ética, entonces le es mucho más fácil comportarse bien.
Muchas empresas han trabajado en la elaboración de un código de ética, con miras a crear una “cultura” ética en ellas. El código de ética del Grupo Bimbo de México se expresa al respecto de la siguiente manera: “El Código de Ética es el conjunto de normas que ha de observar aquél que pertenece al Grupo Bimbo. No es un conjunto de buenos propósitos sino la guía que debe regir en todas nuestras prácticas de negocios. (…) El Código de Ética requiere el compromiso personal de todos y cada uno de los integrantes de la organización para aspirar a ser reconocidos por una sociedad a la que nos debemos”.
Ahora bien, el empresario no trabaja sólo por la ganancia económica: ser empresario es una vocación. “Hay que rescatar la imagen del hombre de negocios”, dice Robert C. Solomon en su libro “Ethics and Excellence. Co-Operation and Integrity in Business” (cf. Oxford University Press, Oxford 1992). Los empresarios también trabajan con pasión, con dedicación y como servicio. La empresa y el empresario no son un problema, por el contrario, son el gran motor del proceso económico, y en sí son buenos.
Si queremos un mundo mejor no podemos prescindir del papel que puede y deben jugar la empresa y el empresario. El Libro Verde de la Comisión de las Comunidades Europeas del 2001 define la idea de responsabilidad como “la integración en forma voluntaria de las preocupaciones sociales y ambientales en las operaciones comerciales de las empresas y en sus relaciones con los stakeholders”.
No podemos pensar en resolver todos los problemas del mundo social. Pensemos en vivir éticamente en nuestras empresas, con “un amor inteligente; y una inteligencia llena de amor”, como dice el Papa; buscando, al mismo tiempo y en los mismos actos, la ganancia y el bien común. Algunos han sido llamados a ser empresarios. Ésta es una vocación que debe ser extendida a todo el grupo empresarial, tanto stakeholders como shareholders. No podemos olvidar que la ética es una inversión, que generará confianza mutua.
Los empresarios deben recordar el poder tan grande que tienen y que tendrán aun más con la globalización del mundo. A más poder, más responsabilidad se ha de esperar de ellos.
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Temas indiscutibles en bioética.
Autor: Fernando Pascual Un mito más o menos extendido lleva a creer que todo se puede discutir en la vida pública. El mito es, obviamente, falso, pues en la vida pública no es lícita la discusión para ver si hay que permitir o no los comportamientos racistas, o si está bien o mal tolerar la venganza como instrumento para promover la justicia entre la gente. Los dos temas anteriores muestran claramente que las sociedades pueden establecer e imponer reglas concretas que impiden que algunos temas puedan ser discutidos públicamente. En tales ámbitos, no nos parece injusto que el Estado prohíba o incluso castigue a cualquier persona que defienda el racismo o que fomente la venganza.
Lo anterior no significa que no existan personas que amparen esas ideas. Racistas los hay, quizá más de los que sospechamos. Como también hay personas que desean vengarse, o que lo intentan con métodos más o menos sutiles.
En cambio, otros temas se han convertido en objeto de debate público en muchas sociedades, incluso cuando esos temas, en otras épocas, eran considerados argumentos no discutibles.
Pensemos, por ejemplo, en el aborto y la eutanasia. Por siglos, y aun hoy en no pocos países, el aborto y la eutanasia eran vistos claramente como injusticias y como delitos, por lo que estaba prohibido no sólo realizar tales actos, sino también hacer apología de los mismos.
En cambio, esos temas se han convertido en temas de discusión en muchos países, hasta el punto de que se considera normal hacer un debate público sobre los mismos.
¿Qué ha ocurrido? El proceso que ha llevado a esta situación ha sido complejo y largo. En el fondo, las acciones de grupos de presión más o menos organizados, junto con una disminución de ideas claras y de principios convincentes sobre esos temas, ha abierto una cuña en las sociedades hasta el punto de convertir en discutible lo que antes no lo era.
Si analizamos bien estas dos posibilidades, aborto y eutanasia (podrían ponerse más ejemplos), notamos que se trata de actos realizados por unos seres humanos a los que se les permite eliminar a otros seres humanos.
En el caso del aborto, es eliminado un hijo en el seno materno. Por lo que se refiere a la eutanasia, es eliminado un ser humano (niño, adulto, anciano), normalmente enfermo, bajo aparentes motivos de compasión (para evitar dolores innecesarios, angustias, etcétera).
Si pensamos a fondo sobre lo que significa permitir la eliminación (el asesinato, si usamos una terminología más explícita) de seres humanos inocentes en la vida social, tendríamos que reconocer que el Estado habría permitido un desorden profundo. No puede haber justicia allí donde un derecho humano fundamental, el derecho a la vida, puede ser puesto entre paréntesis según los deseos de algunos que reciben el poder, por parte de la ley, de decidir sobre la vida y la muerte de otros.
Es cierto que vivimos en un mundo pluralista. Pero en ese mismo mundo también es cierto que hay cosas claras: el racismo recibe una condena muy fuerte en muchas sociedades. Perseguir a los racistas y legalizar el aborto o la eutanasia resulta contradictorio y sumamente injusto.
Por eso vale la pena cualquier esfuerzo serio y razonado por conseguir que los pueblos descubran el desorden profundo que se produce cuando un Estado permite delitos como los del aborto o la eutanasia. De esta manera, esos argumentos dejarán de ser temas discutibles, y podremos entonces orientar los esfuerzos de todos para garantizar y proteger la vida de los seres humanos más indefensos y necesitados: los hijos antes de nacer, los ancianos, y los enfermos. |
Cumbre sobre la mujer en Naciones Unidas 2010.
Autora: Norma Mendoza Alexandry
¿Sabía usted que en marzo habrá importantes reuniones en las Naciones Unidas que intentarán –entre otras cosas—de implementar políticas que legalicen la prostitución, que promuevan el aborto, en todas las etapas del embarazo y su legalización en todo el mundo, que nieguen los derechos de los padres, que promuevan la educación explícita de relaciones sexuales a los niños y que van a trabajar intensamente para avanzar en derechos homosexuales? |
Algunas notas sobre el aborto
La consulta notarial.
AUTORES: Galo Alfonso Oria de Rueda y Elía. El carrillón del despacho espetó las seis y con su voz ronca me sacudió el frío psicológico de aquella tarde de invierno. Se abrió la puerta. - Adelante por favor , tome asiento – dije al nuevo cliente. - Entiendo que se refiere a las legales.- Apunté. – Bueno, es largo de explicar, intentaré resumirle y que lo entienda, si me permite decirlo así. Supongo que se refiere al supuesto de si el niño, su hijo, nace. Bien, pues podrían reclamarle la paternidad, o sea , dejar establecido que usted es el padre; usted tendría que darle como se decía antes, o mejor dicho, el niño tendría derecho a llevar sus apellidos; usted tendría obligación de asumir los deberes legales propios de la patria potestad; el niño tendría derechos a la herencia de usted en su día, también derecho de alimentos………. en fin , considere que se es padre de por vida. Como ve la cuestión es compleja, puede afectarle , y mucho. - Hola Ramón. – Me saludó Estrella, una antigua compañera de la Facultad de Derecho. - Teniendo en cuenta nuestra amistad he venido a hacerte una consulta. Verás, …..mi hijo ha muerto. – Se tapó la cara con un pañuelo para ocultar las lágrimas. Extendió la mano temblorosa y me entregó la copia de un testamento. - Bueno, querida amiga, el testamento es claro, aquí tu hijo dejó herederos a los hijos que dejare a su fallecimiento, y en su defecto, si no los hubiere, a su esposa. ¿Qué es lo que te preocupa? - Oye Ramón , tu sabes que la vida me ha llevado por otros derroteros profesionales , pero de cuando estudiábamos juntos en la Facultad recuerdo que la Constitución protegía el derecho a la vida. ¡Oye! , que los Romanos, hace dos mil años ya protegían con sus leyes al niño cuando estaba en el vientre de su madre, y… todavía podría recitarte el artículo del Código Civil que dice que al niño concebido se le tiene por nacido para todos los efectos que le sean favorables. ¿NO? Y acuérdate - Bueno. No sé como explicártelo. Ten en cuenta que tras ciertas reformas legislativas nos encontramos con leyes , o mejor dicho instituciones, que chocan unas contra otras. Date cuenta que tu pretensión – completamente justa a mi juicio – no encaja muy bien con el hecho de que sea legal vender medios o productos abortivos al público, o con que el Código Civil no recoja explícitamente como causa de incapacidad o indignidad sucesoria el aborto provocado por la madre que desvía la herencia en favor de terceros , e incluso del abortante, como va a ocurrir en el caso de tu hijo; y perdóname la franqueza. Imagínate la de situaciones horrorosas que se deben dar. Debes considerar también que la política legislativa – si Dios no lo remedia – pretende una ley de plazos, esto es , legalizar un aborto abstracto, sin causa legalmente tipificada; lo cual , y sobre el papel aún es peor que un aborto legal de causas típicas en un sistema donde estas no son controladas debidamente. ¿Me entiendes?. Y fíjate , ya puestos a la verdad, que resultaría necesario regular un Libro Registro de Abortos provocados , a fin de que las instituciones hereditarias no quedasen burladas de forma grosera. Nunca la vida ha valido mucho , Estrella; y ahora tampoco. - Estrella me miró perpleja. Estrella me entendió . Estrella se marchó. Todavía estaba pensativo cuando se abrió por tercera vez la puerta del despacho. Era Del Valle , otro compañero de la Facultad. Venía a saludarme. Hablamos de los viejos tiempos y convinimos que , más que viejos , eran distantes. Fíjate , todavía recuerdo que las leyes medievales comenzaban diciendo que no valiesen las mismas en cuanto se opusiesen a la ley de Dios o a la ley natural y , sin embargo , ahora , muchos siglos después , se promulgan leyes antinaturales con consecuencias antagónicas con la instituciones más elementales. Creo, amigo, que en el reloj del Derecho hay atravesadas demasiadas llaves inglesas, demasiado sabotaje a la verdad. Te advierto que la injusticia siempre ha tenido un precio y , que, si no me equivoco, lo pagarán nuestros hijos, aunque algo nos va a tocar. Y es que, Ramón , al final siempre regresamos al principio, me refiero a lo de la eterna pregunta de Pilatos a Jesús : ¿Y qué es la verdad? Aunque amigo, tú y yo sabemos la respuesta. (Todos los personajes de este relato y las consultas planteadas son ficticios , pero los hechos y las situaciones presentadas son o pueden ser absolutamente reales.)
Galo Alfonso Oria de Rueda y Elía. |